Señor, esta es en una época en la que todo corazón debe estar feliz y ligero, sin embargo, muchos de nosotros estamos luchando con la pesadez de la vida, cargas que intentan robarnos la alegría de nuestra celebración navideña.

Necesitamos tu paz, Señor Jesús. Nunca hemos necesitado tu gozo y tu paz más que ahora.

Esta Navidad, haz realidad en nuestros corazones tu paz.

Gracias Padre Celestial por el regalo de Jesús, nuestro Emmanuel, nuestro Salvador, el Verbo hecho carne.

Gracias Señor Jesús porque Tu amor nunca cambia, nunca se desvanece y nunca abandonas el propósito por el cual viniste: salvarnos de nuestra condición pecaminosa y darnos la vida eterna y darnos el gozo de la relación con un Dios santo.

Gracias porque Tu nacimiento, tu muerte, y tu resurrección sellaron y garantizaron tu promesa para siempre.

Señor Jesús, oramos por aquellos cuyos corazones están golpeados por el dolor o las relaciones rotas, por aquellos cuyas vidas solo conocen el conflicto y la confusión, por aquellos cuyos cuerpos están cansados o enfermos, precioso Salvador, dales consuelo, sanidad y acércalos a Ti.

 Hazles saber que sigues siendo el mismo Jesús, que todavía eres el enviado por un Padre celestial que no ofreció condenación por nuestros pecados, sino amor y perdón, y la comunión divina diaria.

No solo necesitamos tu paz y tu gozo; Señor, lo anhelamos.

Tu prometiste dar descanso para los cansados, darnos la victoria al final de la batalla, paz y aceptación para los quebrantados de corazón, no solo en Navidad, sino todos los días de cada año.

Señor Jesus, Tu nombre todavía es "Maravilloso", "Consejero", "Dios fuerte", "Padre eterno" y "Príncipe de paz".

Como Tus hijos, clamamos por un avivamiento fresco y una nueva conciencia de Quién eres.

Queremos que las “buenas nuevas de gran gozo” sean una realidad en nuestras propias vidas, para que otros puedan vernos como luz en medio de la oscuridad que hay en este mundo.

Sabemos que un día toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Tú eres el Señor.

Y también sabemos que la paz en la tierra solo puede llegar cuando los corazones encuentran la paz contigo.

Señor Jesús, Tu sigues siendo nuestra alegría, Tu sigues siendo nuestra Paz.

Un día viniste a este mundo como un bebe, pero por toda la eternidad Tu has sido, eres y seras el Señor de señores y el Rey de reyes.

Y esta Navidad y siempre, te celebraremos como nuestro Señor y nuestro Salvador.