Juan 14:27

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.

No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

¿Sabía usted que Dios ofrece paz a todos los creyentes?

El Espíritu Santo, quien vive dentro de cada seguidor de Cristo, puede mantener fluyendo la paz como la savia de una vid a sus ramas.

Pero, por desgracia, muchos cristianos pasan por alto esta fuente interna de calma debido a falsas suposiciones.

Algunos piensan de manera errónea que la paz es el resultado de una vida en condiciones perfectas, pero esto no es posible ya que vivimos en un mundo que está dañado por el pecado. Eso significa que nunca lograremos una existencia ideal en esta Tierra, y que sus circunstancias no pueden producir paz.

Otros creen que la paz debe pedirse a Dios, pero El parece estar muy lejano en los cielos. Recordemos que la unión entre el Señor y sus seguidores es cercana e íntima. La paz de Cristo está disponible para nosotros de inmediato porque Él vive en nosotros.

La versión de La Biblia al Día capta cómo debe ser nuestra relación con el Señor Jesús: “Ahora bien, de la misma manera que confiaron en Cristo para que los salvara, confíen en El también al afrontar los problemas cotidianos. Vivan en unión vital con El, enraizados en El, y nútranse de El” Colosenses 2:56-7

La paz es un resultado directo de una relación con Jesucristo.

Ninguna situación externa puede alterar esa conexión; demos gracias a Dios porque como creyentes participamos de la vida abundante del Señor Jesús y de Su paz través de su Espíritu Santo que mora en nosotros.